Ahora es la feria internacional del libro (La segunda de este año, creo) y al gobierno no se le ocurrió mejor idea que sacarle las puertas al Parque del Este (dónde se está efectuando) y decidir regalar su edición de Los Miserables en tres volúmenes, dos tandas de entrega cada dÃa de feria. Todo parte de su ahora llamada "Operación Cosette". No me pregunten, todos sabemos lo inspirados que se ponen los personeros de este gobierno junto con su lÃder mayor.
Cómo el sábado, que fue el primer dÃa que fuà a la feria, solo dieron los libros en un único turno y ya estaban por terminar la entrega de dÃa, T-kun y yo decidimos volver el lunes para ver si tenÃamos suerte.
¿Qué? Cualquier cosa gratis me tiene, en serio. Pregúntenle a los que tienen bandejitas con muestras de comida en los centros comerciales. Aparte, ¡es Victor Hugo! ¡Y los Miserables! Aún en los puestos de libros de segunda mano, bajo el puente de la avenida Fuerzas Armadas, la edición de esta obra maestra cuesta más allá de lo que nuestro presupuesto de desempleada y estudiante pueden permitir.
Desafortunadamente, ya a estas alturas de la vida deberÃa haber aprendido que no hay tal cosa como un almuerzo gratis, y mucho menos libros gratis sin molestias, si es el Gobierno el que los da. Primero meternos a golpe de 4 en una cola, lo cual molestó poco porque, eh, esto es Caracas, alias Cola-landia, y creÃamos que iban a entregar los libros a las 5 en punto de la tarde. ¿Que importaban los espesos nubarrones negro que tapaban el cielo?
Bueno, pues los nubarrones importaron cuando empezó a caer una espesa lluvia.
Y yo sin paraguas, porque me lo dejé en la casa, y T-kun con solo una chaqueta semi-impermeable. Al menos nosotros dos tenÃamos algo.
Y la oranización para trasladar a la gente bajo techo, aprovechando la instalada feria de comida, bien gracias. Venezuela, Tierra de la improvisación y de la falta de previsión, complemntada con desorganización.
Como a un cuarto-diez minutos para las 5, fui a preguntar que pasaba, y me informaron que ¡apenas a esa hora! los camiones acababan de salir, porque habÃan tenido que cargarlos a manos porque los asensores del edificio donde estaban se encontraban dañados. Grrrr. Para ese momento histórico, habÃan acomodado a una porción de la cola bajo uno de los toldos de la feria, y el resto nos estabamos emparamando de la furia y de la lluvia. Otra ida al puesto de control, a "aconsejar" que si se ponÃan las mesas a un lado y se reajustaban las sillas, cabÃa otra porción de la cola. Parece que se lo pensaron, porque al fnal partieron lo que quedaba de la cola en varias partes que metieron, una tras otram en lo que habÃa sido la rerraza desusada del antiguo cafetÃ, ahora parte de la improvisada Neoferia. Al menos tenÃan por ahà apiladas las sillas que usan para los "actos" del evento, con lo que la gente cansada, las personas muy mayores y los de articulaciones débiles cpmop yo pudieron estar cómodas. Bueno, tódo lo cómodo que uno puede estar bajo un techo de acrÃlico con goteras.
En la espera me dio hasta tiempo de terminar en mi cuaderno una escena para la obra de Teatro que debà matar en octubre y que ahora está matando mis ganas del NaNo. Considerando que la mayorÃa de esa escena la habÃa escrito en la espera de dos horas mientras acompañaba a mi madre al médico, no es como mucho mérito. Lo cual me recuerda que aún no la he transcrito, y debÃa mandarle las escenas a mi profe... *abre el Open Office en el fondo*.
Volviendo a la cola of Doom, cuando nos dimos cuenta que ya iban a dar las 6 empezamos el clásico cuestionaminto de si realmente valÃa la pena estar haciendo la cola tanto rato, porque a uno le iran las cosas gratis, pero, cónfira, si uno estuviera laborando y cobrara el salario mÃnimo ya con la espera uno hubiera comprado el libro (Nota de la exactitud: en realidad no, pero recuerden los sentimientos de frustración del momento). Y sin noticias del camión. Y esa lluvia que caÃa y caÃa, y uno que sabe cómo se pone Caracas cuando llueve
En eso, los desorganizadores y unos de la Pdvsa roja rojita con chalecos del color de la roboilusión reajustaron la cola, y lo hicieron de tal manera que causaron protestas entre los presentes. Ya para ese momento empecé a empatizar con los cubanos y sus colas para la libreta de racionamiento, y la gente que hace sus colas de Mercal en preparación inconciente para ese futuro paso. Mi vena liberalista (que no neoliberal, dios me guarde) estaba que ardia, y me hacÃa cantar fragmentos de "Dead is the new alive" de La Emilie. Me pregunto por qué...
Dead is the new alive
Despair's the new survival
A pointless point of view
Give in, give in, give in, give in
You play the game
You never win
[...]
So take me now or take me never
I won't wait
You're already late
So say goodbye or say forever
Choose your fate
How else can we survive?
Dead is the new alive
Al final, la duda me asaltó, y tras deliberarlo con T-kun, fui a preguntar al pesto de control, otra vez. Lo que ahora si notamos (T-kun de lejos, yo en vivo) fueron lámparas de iluminación televisiva y gente con cámaras. Ah, el agrio aroma del populismo por la noche. Pero ¿que es una camarita o dos, comparadas con la furia y la desverguenza de una guapa minarquista?
Porque lo que fuà a preguntar al único encargado que no estaba practicando para verse bonito fue la siguiente duda existencial:
-DÃgame la verdad. ¿De verdad hay un verdadero camión que verdaderamente está en camino para acá con libros de verdad verdad?
Estos son los momentos en los que uno deberÃa tener un celular con cámara, para captar la cara de los funcionarios tomados por sorpresa.
-Pues sÃ, hay un camión que viene para acá...
-¿De verdad verdad?
Ahora, no sé si habra sido casualidad, causalidad, o algún mensaje del destino, pero despues de esa pregunta se apagaron todas las luces del puesto de control. Dejémoslo a la libre interpretación.
Tras aseverarme por segunda vez que sÃ, que de verdad ya venÃa en camino el camión de marras, quedé satisfecha y volà a mi lugar en la cola. T-kun estaba atacado de risa, porque no podÃa estallar de la rabia por la espera. Me preguntó si lo de la luz habÃa sido antes o después de mi pregunta. También hizo unos cálculos mentales, y determinó que, dado el aparataje mediático, la tardanza del camión de los libros se debÃa menos a las condiciones logistico-metereológicas y más a las intenciones propagandÃsticas, y soltó la frase de la tarde: "Nos están utilizando, y me siento utilizado como un mismo pendejo". Ah, eso es lo que adoro de T-kun: a pesar de sus simpatÃas socialistas y su cojera hacia el ala izquierda, todavÃa no ha sido completamente lobotomizado.
Finalmente, a cinco para las siete llegó el camión of doom, y la gente expresó su alegrÃa, momento convenientemente captado por las cámaras. Asà que si llegan a ver la filmación de gente metida en un toldo de feria gritando de alegrÃa por recibir el legendario libro de victor hugo, que sepan que los gritos son menos de alegrÃa y más de alivio tipo "¡Hasta que al fÃn!". Que lo sepan.
T-kun nos vengamos "disÃmuladamente" ajustandonos los lentes con el dedo medio cuando el fotografo oficialista tomó fotos de nuestro fragmento de cola. Dudo que esas fotos salgan a la luz alguna vez.
En su defensa, una vez que fueron filmados sacando las cajas la entrega se hizo con sorprendente velocidad. Aunque los entregaban haviendo una curiosa caadena de solidaridad y pase de libros.
Al final, despues de perder mdia tarde, recibimos los condenados libros, y nos largamos, no sin antes escuchar un reclamo de un tipo ahà reclamando una cinta decorativa para llevar sus libros y marcalibros extras. ¡No juege! Creo que tengo marcalibros de Cuba en papel glasé para todos los libros de mi estante que no sean diccionarios, si el señor quiere más que asalte los puestos de la feria, que en todos dan.
Ahora tengo Los Miserables en una edición rústica con papel periódico, con la parida de la "Operación Cosette" en negro sobre blanco para toda la posteridad, un prólogo dpnde descubro de que pata cejea Erneesto Sábato, y una contraportada con el discurso del mico-mandante que taparé apenas pueda comprar calcomanÃas tamaño página entera. Uno de los tomos se me cayó en el metro, y ahora está roto. Encima, deberé retrasar su lectura, porque aún tengo muchas escrituras pendientes, lo que es una lástima porque Notre Dame de ParÃs es uno de mis libros favoritos, y lo poco que leà pintaba bueno.
Por favor favorrcito, cerebro mÃo, recuerdame esta experiencia la prÃoxima vez que oiga de repartición de cosas gratis. Please.